La Iglesia apostólica tuvo un rito propio en favor de los enfermos, atestiguado por Santiago: “¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor” (St 5, 14).
El 30 de noviembre de 1972, se realizó la Constitución apostólica “Sacram Unctionem Infirmorum” en la que se aclara: “la unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos ungiéndolos en la frente con aceite de oliva debidamente bendecido… o con otro aceite de plantas”; “se considera oportuno también recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o por vejez”.
¡OJO!, sólo los sacerdotes pueden administrar el sacramento y conveniente recibirlo dentro de la Eucaristía, ya que la Penitencia, la Santa Unción y la Sagrada Comunión, en viático, constituyen, cuando la vida cristiana toca a su fin.
Autoras: Valeria Guadalupe Ramos Obregón y Marcela Aguiñaga Alférez/ Información obtenida: Documento Catecismo de la Iglesia Católica.
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