martes, 22 de septiembre de 2020

BRECHA EDUCATIVA.

Educación burguesa vs. Educación del pueblo.


Por: José Genaro Guajardo Pulgarín. Docente en Educación Secundaria.

Tengo la oportunidad de trabajar en dos mundos diferentes, durante 25 años, he trabajado en instituciones educativas particulares de influencia católica, y además durante 14 años en escuelas públicas del sector federal en el nivel de secundaria.

Durante estos años he visto como la educación de estos dos sectores de nuestra sociedad son cada vez más diferentes, desde la cultura en que se vive, como las oportunidades de éxito que enfrentan los alumnos.

En un artículo del INEE (INEE, 2017) sobre el ciclo escolar 2016-2017, existen en México un total de 225 757 escuelas de educación básica, de las cuales pertenecen al sector público 196 960 planteles, mientras que al sector privado 28 797 planteles, lo que significa que el 87% de los planteles son opciones que da el Estado para garantizar la educación, y solo el 13 % son instituciones que apegadas a los programas oficiales ofrecen una educación de tipo particular, esto significa, que su manutención depende del pago de inscripciones y mensualidades por parte de los papás de los alumnos.

De acuerdo a ésta misma publicación del INEE solo el 10.8% de alumnos de nivel básico de México tienen la oportunidad de recibir una educación de tipo particular, con todo lo que esto significa, y ésta es la reflexión que hoy invito a todos los lectores, porque debemos preguntarnos si este 10.8% que asiste a una educación particular únicamente son aquellos a quienes les interesa este tipo de educación, o son los únicos capaces de cubrir los costos económicos que esto representa y se tienen que conformar con lo que el gobierno les ofrece gratuitamente.

La situación económica de México históricamente mantiene un porcentaje de la población muy alto en situación de pobreza, según la CONEVAL (CONEVAL, 2019) en el 2018 representaba el 49.3% de la población total, esto significa que si la población no tiene garantizadas sus necesidades básicas, como alimentación, salud vivienda, la educación pasa a un segundo término en su lista de necesidades, y difícilmente podrían invertir en ella, dando a sus hijos la oportunidad de cambiar su situación de vida.

Las diferencias entre las escuelas públicas y particulares podemos analizarlas desde 3 los ámbitos que conforman la comunidad educativa, alumnos, padres de familia y docentes.

Desde su llegada a la institución, los alumnos cuentan con varias desigualdades, mientras que en una escuela particular, los alumnos llegan bien alimentados, con dinero o lonche para comer en el recreo y los útiles para cumplir adecuadamente con sus responsabilidades escolares, con la seguridad que al regresar a su casa tienen sus necesidades básicas cubiertas. Mientras que en una escuela pública los alumnos, es probable que no hayan comido, que hayan tenido que caminar a la escuela pues no tenían dinero para el transporte y con útiles incompletos y probablemente en mal estado, con la preocupación de que al llegar a casa no hay certeza de cubrir sus necesidades.

La visión de futuro que encuentran estos alumnos es muy diferente, pues cuando he preguntado en el colegio, quienes tienen contemplado estudiar una educación universitaria, el 100% levanta la mano con esa certeza, mientras que cuando hago la misma pregunta en la escuela pública, difícilmente levanta la mano el 50%, sienten que no tienen oportunidad, y lamentablemente muchas veces están convencidos de ello, y el medio cultural que los rodea, se los dice todos los días.

Otro punto de comparación son los padres de familia, hay una diferencia entre la importancia que le dan a la educación, pues se puede observar quien está dispuesto a invertir en ella, aunque esto represente un sacrificio para la familia, y de ahí el apoyo y supervisión que dan a los hijos para asegurar el mayor aprovechamiento del recurso.

En última instancia hablaremos de los docentes. El docente de una escuela particular es un empleado que depende de su buen funcionamiento para conservar su puesto, como sucede en cualquier empresa privada, existe un rendimiento al máximo día tras día, pues su trabajo es constantemente observado por lo padres de familia, la dirección de la escuela y muchas veces un pedagogo de la institución. Son evaluados para determinar su nivel de eficiencia y su continuidad en la institución.

El docente de una escuela pública goza de un mejor salario, mejores prestaciones y una protección del empleo que le ofrece uno de los sindicatos mas grandes y fuertes e México y esto hace una gran diferencia, pues al no depender la permanencia en su trabajo ni el crecimiento en el mismo, la calidad de su desempeño depende mucho de la vocación de servicio de cada uno, pues si bien es cierto que se pueden encontrar excelentes profesores, con un sentido de servicio excepcional, en la mayoría de los casos se cae en la comodidad de cumplir con un mínimo indispensable, solo para no tener problemas con las autoridades inmediatas, por lo que encontramos docentes sin interés por sus grupos, pidiendo permisos de ausentarse constantemente aprovechando sus derechos sindicales pues su salario no se ve afectado, en las aulas es fácil encontrar grupos sin maestro, o lo que aun es peor, grupos que aunque tiene maestro, pareciera que no estuviera.

Por último y haciendo una mención aparte, consideramos la infraestructura de las instituciones educativas, pues mientras que en las instituciones particulares generalmente su pueden observar aulas en buenas condiciones, equipadas con algún tipo de tecnología educativa, áreas bien adaptadas para usos deportivos, cívicos y culturales, programas extracurriculares para los alumnos y ambientes más supervisados y controlados por las instituciones, en las instituciones públicas, se pueden observar aulas con una infraestructura deficiente, vidrios rotos, mesabancos descompuestos, paredes rayadas, baños sucios, áreas multiusos para deportes, actividades cívicas y culturales y cumpliendo solo los programas básicos que ofrece el gobierno.

Estamos ante una situación muy compleja, pues estas diferencias se ven y cada vez se verán más reflejadas en la vida cultural y económica de nuestro país, pues lamentablemente antes de que la educación pública mejore y compita con la educación particular, parece que primero seguirá haciéndose más grande la brecha, que solo es uno de los reflejos de la desigualdad en que vive nuestro país.

La educación en teoría debería brindar oportunidades por igual a todos, pero en México esto se vuelve una falacia, porque, aunque hay alumnos del sector público que llegan a sobresalir, la mayor parte no es capaz de continuar una educación media y menos superior, ya que se encuentran en una desventaja al competir por un lugar en los bachilleratos y universidades, sin mencionar la situación económica familiar, que ante la crisis, se ven orillados a buscar un empleo para el sustento diario. Si bien la escuela no es determinante, si influye en la visión de futuro de cada alumno.

Como mexicanos, debemos exigir a nuestro gobierno y a nuestros maestros, ser más conscientes de la importancia de la educación para el desarrollo social, cultural y económico, determinar procesos, evaluaciones, programas y leyes que garanticen una educación de calidad en todos los ambientes donde ésta se genere, pero mientras la sociedad siga dormida, creyendo que con hacer críticas en redes sociales vamos a cambiar nuestra realidad, la educación no mejorará, pues si a nosotros no nos interesa realmente mejorar la educación de nuestros hijos, a la sociedad en general tampoco le interesará.

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